domingo, 5 de mayo de 2013

Mi paso por el I.E.S. San Juan de Dios


En este instituto he estado toda la secundaria y los dos años de bachillerato. Desde que fui a ver el instituto con el colegio me pareció que allí era todo muy diferente. Lo que más me llamó la atención fue que para cada asignatura había que cambiarse de clase. Tras un verano de nerviosismo en el que por una parte tenia muchas ganas de entrar y por otra tenía mucho miedo, miedo porque no sabía como iba a ser todo aquello ni que me iba a encontrar allí.
Llegó el día de entrada, un día lleno de nervios. Todos los compañeros que ya nos conocíamos del colegio íbamos los primeros días juntos, hasta que empezamos a conocer a los demás compañeros de la clase. A partir de ese momento hicimos grandes amistades, algunas de estas todavía duran en estos momentos. Como eso de cambiarnos de clase era algo nuevo para nosotros, la primera semana nos llevábamos todo el tiempo con el horario en las manos para saber a donde nos tocaba, porque lo mirábamos y a los 5 minutos ya no nos acordábamos de donde estaba esa clase. Esa clase a la que tanto nos daba temor llegar, porque ya en el colegio nos decían que el instituto no tenía nada que ver con el colegio y los profesores no nos tratarían igual.
Con el paso del tiempo y de los cursos, nos dimos cuenta de que esto no era tan cierto, ya que es como todo, hay profesores buenos y otros no tan buenos. Con algunos de ellos las clases eran muy divertidas y a la vez muy didácticas.

En cuarto de E.S.O llegó la excursión de fin de curso, algo que esperamos desde que entramos en este curso. Nosotros fuimos a Roma. Es una excursión que nunca olvidare, por como nos lo pasamos y por todo lo que visitamos allí. Este curso era diferente a otros, porque algunos compañeros se irían a estudiar un ciclo y otros seguirían en bachillerato. Otra cosa especial de este curso era que teníamos que decidirnos por la rama de ciencias o de letras.

Tras 4 años llegamos a bachillerato, una etapa un poco diferente a secundaria, donde ya con aprobar no bastaba, necesitábamos sacar la mejor nota posible para poder llegar a selectividad con una buena media y así optar a la carrera que más nos gustase. Pero esto ya no era un camino de rosas como la secundaria y la cosa cada vez era más complicada, pero con mucho esfuerzo y trabajo a diario estamos hoy a la puerta de la selectividad, algo que hace 2 años parecía impensable.

Para mi estos dos años han sido los mejores y a la vez lo más difíciles, porque es donde verdaderamente he comprendido lo importante que es estudiar, cosa que siempre nos decía los profesores desde que entramos en bachillerato porque una vez que hacemos selectividad tenemos que elegir la carrera que nos gusta, y si no nos da la nota, nos arrepentimos de estos dos años de bachillerato.

Espero que estos seis años en el instituto me hayan sido muy útiles para poder afrontar el próximo año una carrera fuera de este centro y de Medina.

Por eso estoy muy agradecida al instituto y a todos los profesores y personas que he conocido a lo largo de esta etapa escolar de mi vida y que han tenido que ver más o menos en mi educación.

Me llevo un buen recuerdo de este instituto. Ya solo queda decirles a todos que GRACIAS y hasta SIEMPRE.

Mi paso por el I.E.S. San Juan de Dios

Mi aventura por el I.E.S. San Juan de Dios comenzó hace 6 años. El primer día era todo nervios, no sabíamos a qué nos enfrentábamos, centro nuevo, profesores nuevos, uno para cada asignatura, cambios de clase; y los tan temidos huevos que lanzaban el primer día a los pipiolos...

Llega la hora y nos guían hasta un aula donde se encontraba el tutor. Allí te encuentras con gente repetidora o de otros centros de pueblo que no conocías, no son las mismas personas que tuviste desde preescolar, aunque otros muchos sí lo eran. Empiezan a dar el listado de profesores para cada asignatura y los repetidores que ya conocen a los profesores se alegran o desilusionan y no sabes qué pensar. Tras la presentación del curso vuelves a casa y sin incidentes como se temía, al día siguiente empezaría lo temido. Pasan los días y poco a poco te das cuenta de que no era tan malo como se pensaba, te vas acostumbrando a salir rápido de clase y cambiarte de edificio, te acostumbras al nuevo horario muchos más largo aunque para todos los días preferidos eran los martes y los viernes ya que se salía por aquel entonces a las 13:30.
Y así van pasando los cursos, con profesores ya conocidos de cursos anteriores, con los mismos cambios de clase, todo funcionando igual pero con mayor experiencia, más quejicas y distinto equipo directivo.

Y vuelvo a recalcar, quejicas, porque ¿quién no se ha quejado desde el primer día para poder salir en los recreos? ¿Y para salir una hora antes? Y por fechas de exámenes, ir a algún sitio como los otros cursos hacen, decir que somos los únicos alumnos que se quedan ese día en el centro, pidiendo excursiones, comparándonos con la otra clase...

¿Y quién en el centro no ha pasado alguna vez vergüenza cantando villancicos en la fiesta de Navidad, en mi caso con Antonio Benítez, o bailando con Pilar? ¿Y las obras de teatro y villancicos de Nathalie?

Pero no todo han sido quejas. También nos han llevado a excursiones pequeñas al teatro de Cádiz, Tarifa.... y a las excursiones de dormir fuera que todos los alumnos desean como Andévalo, Roma o río Tinto. Todas estas escapadas tienen un gran recuerdo y experiencias para cada uno de nosotros pero también conseguimos ganar el título de peor grupo de la historia que haya pasado nunca por el instituto, el cual aún nos persigue y cada vez que hay ocasión recuerdan los profesores. De hecho no creo que Antonio Benítez aquel año decidiera suprimir la excursión de Madrid por mera casualidad.

También he de mencionar a mis compañeros de clase de Paterna, los cuales no estaban desde el comienzo. Ellos llegan a nuestro centro en 1º bachillerato aunque nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlos en 4º con un intercambio, idea de Miguel, de la cual, como siempre pasa, muchos se quejaron. Y aunque solo sean dos años con estas personas acabas conociéndolas tan bien como a los que llevan contigo desde enanos y teniéndoles el mismo cariño.

He pasado seis años en este centro, ni me he dado cuenta de cómo ha pasado el tiempo, y este tiempo resumido así parece poco e insignificante pero realmente son tantas cosas las vividas aquí y algo que nunca olvidaré. Y sé que aunque me haya pesado muchas veces los trabajos, el contenido a estudiar, los deberes de día a día, etc; lo hemos tenido que hacer para nuestra formación y nunca nos han hecho hacer algo inútil en lo que solamente perdemos tiempo, aunque así lo pensemos en aquel momento.

Y por supuesto aunque me haya quejado de los profesores mil y una vez (¿quién no lo ha hecho?), a todos les tengo un cariño especial y sé que no me olvidaré de ellos ya que muchos han estado desde que entré el primer día por las puertas del centro ayudándome; y estoy totalmente segura que seguirán ayudándome cuando yo no esté si los necesito.

Realmente si debo de decir algo de mi paso por aquí es lo querida y protegida que me he sentido en todo momento en este centro, el trato tan familiar que nos dan. Y algo que me sorprendía era que a veces hablaba con un profesor que no me había dado clase nunca y aún así sabía mi nombre, eso no pasa en todos los centros. Y sé que no hemos valorado esto lo suficiente en todo este tiempo pero con esta edad pocos valoramos lo que tenemos.

Ya estamos graduados aunque aún queda un duro mes de estudio y esfuerzo. Entonces podré saber si es un adiós como estudiante del centro o no; pero si ocurre lo primero sé que no será un adiós definitivo, sé que volveré a hacer alguna visita a los profesores en cuanto pueda y que me sentiré querida, como siempre he estado, como si el tiempo nunca hubiera pasado.