Mi aventura por el I.E.S. San Juan de
Dios comenzó hace 6 años. El primer día era todo nervios, no
sabíamos a qué nos enfrentábamos, centro nuevo, profesores nuevos,
uno para cada asignatura, cambios de clase; y los tan temidos huevos
que lanzaban el primer día a los pipiolos...
Llega la hora y nos guían hasta un
aula donde se encontraba el tutor. Allí te encuentras con gente
repetidora o de otros centros de pueblo que no conocías, no son las
mismas personas que tuviste desde preescolar, aunque otros muchos sí
lo eran. Empiezan a dar el listado de profesores para cada asignatura
y los repetidores que ya conocen a los profesores se alegran o
desilusionan y no sabes qué pensar. Tras la presentación del curso
vuelves a casa y sin incidentes como se temía, al día siguiente
empezaría lo temido. Pasan los días y poco a poco te das cuenta de
que no era tan malo como se pensaba, te vas acostumbrando a salir
rápido de clase y cambiarte de edificio, te acostumbras al nuevo
horario muchos más largo aunque para todos los días preferidos eran
los martes y los viernes ya que se salía por aquel entonces a las
13:30.
Y así van pasando los cursos, con profesores ya conocidos de cursos anteriores, con los mismos cambios de clase, todo funcionando igual pero con mayor experiencia, más quejicas y distinto equipo directivo.
Y así van pasando los cursos, con profesores ya conocidos de cursos anteriores, con los mismos cambios de clase, todo funcionando igual pero con mayor experiencia, más quejicas y distinto equipo directivo.
Y vuelvo a recalcar, quejicas, porque
¿quién no se ha quejado desde el primer día para poder salir en
los recreos? ¿Y para salir una hora antes? Y por fechas de exámenes,
ir a algún sitio como los otros cursos hacen, decir que somos los
únicos alumnos que se quedan ese día en el centro, pidiendo
excursiones, comparándonos con la otra clase...
¿Y quién en el centro no ha pasado
alguna vez vergüenza cantando villancicos en la fiesta de Navidad,
en mi caso con Antonio Benítez, o bailando con Pilar? ¿Y las obras
de teatro y villancicos de Nathalie?
Pero no todo han sido quejas. También
nos han llevado a excursiones pequeñas al teatro de Cádiz,
Tarifa.... y a las excursiones de dormir fuera que todos los alumnos
desean como Andévalo, Roma o río Tinto. Todas estas escapadas
tienen un gran recuerdo y experiencias para cada uno de nosotros pero
también conseguimos ganar el título de peor grupo de la historia
que haya pasado nunca por el instituto, el cual aún nos persigue y
cada vez que hay ocasión recuerdan los profesores. De hecho no creo
que Antonio Benítez aquel año decidiera suprimir la excursión de
Madrid por mera casualidad.
También he de mencionar a mis
compañeros de clase de Paterna, los cuales no estaban desde el
comienzo. Ellos llegan a nuestro centro en 1º bachillerato aunque
nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlos en 4º con un
intercambio, idea de Miguel, de la cual, como siempre pasa, muchos se
quejaron. Y aunque solo sean dos años con estas personas acabas
conociéndolas tan bien como a los que llevan contigo desde enanos y
teniéndoles el mismo cariño.
He pasado seis años en este centro, ni
me he dado cuenta de cómo ha pasado el tiempo, y este tiempo
resumido así parece poco e insignificante pero realmente son tantas
cosas las vividas aquí y algo que nunca olvidaré. Y sé que aunque
me haya pesado muchas veces los trabajos, el contenido a estudiar,
los deberes de día a día, etc; lo hemos tenido que hacer para
nuestra formación y nunca nos han hecho hacer algo inútil en lo que
solamente perdemos tiempo, aunque así lo pensemos en aquel momento.
Y por supuesto aunque me haya quejado
de los profesores mil y una vez (¿quién no lo ha hecho?), a todos
les tengo un cariño especial y sé que no me olvidaré de ellos ya
que muchos han estado desde que entré el primer día por las puertas
del centro ayudándome; y estoy totalmente segura que seguirán
ayudándome cuando yo no esté si los necesito.
Realmente si debo de decir algo de mi
paso por aquí es lo querida y protegida que me he sentido en todo
momento en este centro, el trato tan familiar que nos dan. Y algo que
me sorprendía era que a veces hablaba con un profesor que no me
había dado clase nunca y aún así sabía mi nombre, eso no pasa en
todos los centros. Y sé que no hemos valorado esto lo suficiente en
todo este tiempo pero con esta edad pocos valoramos lo que tenemos.
Ya estamos graduados aunque aún queda
un duro mes de estudio y esfuerzo. Entonces podré saber si es un
adiós como estudiante del centro o no; pero si ocurre lo primero sé
que no será un adiós definitivo, sé que volveré a hacer alguna
visita a los profesores en cuanto pueda y que me sentiré querida,
como siempre he estado, como si el tiempo nunca hubiera pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario